Exhijo a mi ex que me deje ver a mi exhijo a mi ex que me deje ver a mi exhijo a mi ex que me deje ver a mi exhijo a mi ex que me deje ver a mi exhijo a mi ex que... (y así)
(Sí, para esto tardé cinco meses, quélevacé)
martes, 31 de diciembre de 2013
domingo, 18 de agosto de 2013
Ray Bradbury (22 AGO 1920-05JUN2012)
Sam Weller: Si pudieras viajar en el tiempo a un momento de tu vida, a cuál volverías?
Ray Bradbury: Cada uno de los momentos de mi vida ha sido increíble. Los he amado. Los he saboreado. Fue hermoso, porque aún sigo siendo un chico. El hombre que ves aquí esta noche no es un hombre; es un chico de doce años que sigue divirtiéndose. Y continuará siendo un chico para siempre.
sábado, 6 de julio de 2013
lunes, 24 de junio de 2013
jueves, 20 de junio de 2013
Escritores
La vida de un escritor es un total infierno comparada con la
de un hombre de negocios. El escritor debe forzarse a si mismo a trabajar; debe
crearse un tiempo y si no va a su escritorio en lo más mínimo, no hay nadie
para regañarlo por eso. Si es un escritor de ficción, vive además en un mundo
de terror. Cada nuevo día demanda nuevas ideas y nunca puede estar seguro de si
estas vendrán a él o no. Dos horas de escribir ficción dejan a este escritor
completamente seco. Por esas dos horas ha estado a kilómetros de distancia, en
algún otro sitio totalmente diferente con gente totalmente diferente, y el
esfuerzo de volver a la normalidad es realmente sobrehumano. Es casi un shock.
El escritor sale de su estudio totalmente maravillado. Quiere un trago, lo
necesita. Es un hecho que casi cualquier escritor de ficción en el mundo bebe
más whisky del que le conviene. Lo hace para darse a sí mismo fe, esperanza y
coraje. Una persona es tonta al decidir volverse escritor. Su única
compensación es una libertad total: no tiene más amo que su propia alma y es
por eso, estoy seguro, que lo hace.
Roald Dahl, Boy, 1984
(gracias, Cami!)
domingo, 12 de mayo de 2013
miércoles, 10 de abril de 2013
2010. Joya. Gris.
Incredible Quality Manager.
IQ: Major.
Interminables Quejas Maliciosas.
Inmenso Quilombo en el Marulo.
Improvisa Quien Miente.
Increíble! Qué Mirás?
Imaginate Qué Mostro!
Impelied Quantum Magma.
Insuficiencia Química Manifiesta.
Introducción: Quelonios del Mesozoico.
Insalubre Quien Madruga.
Insatisfacción Que Martiriza.
sábado, 30 de marzo de 2013
Biografías
Maestro del I Ching Chong (escuela santiagueña), tirador de runas que
después jamás recupera (ni las runas ni las rotras), sabe leer el futuro, pero
mejor le sale el pasado. Por eso carece de presente.
viernes, 29 de marzo de 2013
Cosmos
Somos materia estelar que ahora apunta al espacio. Somos los herederos de cuarenta mil generaciones.
Los átomos que nos forman se fabricaron alguna vez en el interior caliente de las estrellas, y por lo tanto nuestra misma existencia y futuro están ligados al cosmos. Es posible que el universo está habitado por seres inteligentes, pero no habrá humanos en otros lugares. Solamente aquí. Somos no sólo una especie en peligro, sino una especie rara.
En la perspectiva cósmica, cada uno de nosotros es precioso. Si alguien está en desacuerdo contigo, déjalo vivir. No encontrarás a nadie parecido en cien mil millones de galaxias.
Los átomos que nos forman se fabricaron alguna vez en el interior caliente de las estrellas, y por lo tanto nuestra misma existencia y futuro están ligados al cosmos. Es posible que el universo está habitado por seres inteligentes, pero no habrá humanos en otros lugares. Solamente aquí. Somos no sólo una especie en peligro, sino una especie rara.
En la perspectiva cósmica, cada uno de nosotros es precioso. Si alguien está en desacuerdo contigo, déjalo vivir. No encontrarás a nadie parecido en cien mil millones de galaxias.
sábado, 16 de marzo de 2013
Tres meses
Ya estaban terminando de comer cuando Lidia se lo dijo. La
comida había transcurrido en medio de una tirantez apenas disimulada. Ella se
limitaba a comer mirando el vacío, ayudándole de vez en cuando a la
chiquita, limpiándole la boca. Siguió levantando los platos en silencio.
Juntó las migas que Juan no comió y las tiró en la olla.
Acá hay un hueso!, le dijo él, tomándose la entrepierna con
las manos. Ella sólo lo miró.
Qué le pasa a mi negra, insistió, intentando abrazarla. Ella
lo eludió, casi sin ganas. No jodás, Juan.
Las nenas se fueron a la pieza y prendieron la televisión.
Empezó a escucharse música infantil a todo volumen, llenando el espacio de
risas y explosiones.
Bajen el volumen!, gritó Lidia, pero las nenas no la
escucharon.
Y qué? Ahora te hacés la brígida?
Callate, Juan, no me vas a mentir.
Dale, negrita, vení. Pero Lidia se puso a juntar la ropa,
que estaba amontonada por todas partes, sobre las sillas y el lavarropas.
Si sabés que te la voy a devolver, le dijo Juan, después de
un rato, en que se quedó mirándola.
Sí, como toda la otra plata que te presté. Haceme el favor,
Juan, devolvé esa mierda, no sé, decí que no la podés pagar. Si saben que estás
sin trabajo.
Juan estuvo buscando el encendedor en cada bolsillo, con
calma, mirando la nada, hasta que por fin lo vio al lado de la cocina.
No, negrita, el chueco me dijo que habló con el arquitecto y
que ya salía la obra, la de la ruta, viste, allá al fondo…
Ella se detuvo y lo enfrentó.
No, Juan, hace tres meses que no trabajás, y la plata no alcanza.
Ni con las horas extras me alcanza.
Pero va a alcanzar, vas a ver que cuando te llamen…
Lidia agarró el encendedor y puso la pava para el mate. No
había comido. Juan la miraba, dándole largas pitadas al cigarrillo. Sin saber
qué hacer, Lidia se fue a la pieza con las nenas.
Tres meses. Y la cosa de mal en peor. Y ella cada vez más
cansada.
Juan salió. Afuera, la noche estaba llena de ruidos, olores.
A lo lejos, ladró un perro y enseguida lo siguieron otros y, como una oleada
que llega y muere en la costa, pronto volvió el silencio, que en realidad
estaba hecho de muchos ruidos, chupados por la noche, las luces de la calle, el
montón de casillas mal armadas, de donde salían las voces de la televisión.
Juan caminó unos pasos, rodeando la casilla y levantó el
plástico que cubría la moto. Se quedó así, un rato largo, mientras el
cigarrillo se consumía en su boca, sin advertir que desde adentro, Lidia lo
miraba.
Las nenas ya dormían, con la televisión todavía prendida. Rodeada
de ese calor denso, Lidia, mirando a través de la ventana la puntita luminosa del cigarrillo, se acostó
a su lado y, olvidada de la pava todavía en el fuego, lentamente, comenzó a
llorar. Estaba cansada, pero no le preocupaba tanto eso como el calor, la plata
que no alcanza, la comida que nunca sobra. Le preocupaba más qué iba a hacer
con el bebé que, dormido también, hacía tres meses que guardaba en su cuerpo.
martes, 15 de enero de 2013
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